El dos de febrero de 2014. Las imágenes de los destrozos causados por el oleaje enfurecido del Cantábrico llenan los periódicos, los telediarios y las redes sociales. Cuatro surfistas zarautztarras se levantaron pronto por la mañana con la idea de darse un inolvidable baño de olas gigantes. Eran Asier Muniain, Ibon Illaramendi, Adur Letamendía e Ibon Amatriain. El plan inicial era surfear la mítica ola de Agiti, entre Orio y el monte Igeldo. Pronto les llegaron noticias de que la escuela de surf Pukas, en la playa de Zarautz, estaba arrasada por las olas, como tantos otros locales de primera línea del litoral. Letamendía explica que él y Amatriain tuvieron que irse y tratar de arreglar el desastre.
Se quedaron solos Muniain y Illarramendi. Cogieron sus motos y se acercaron a Agiti, pero no lo vieron claro. Fueron después a la isla de santa Clara, en San Sebastián, y se fijaron en un spot que ya tenían fichado pero que no se había surfeado nunca. Una ola que se forma solo en grandes temporales a unos 500 metros de El Peine de Los Vientos, la escultura de Eduardo Chillida, al final de Ondarreta, en las faldas del monte Igeldo. Los dos se metieron al agua. Cogieron dos olas gigantes y la tercera, una inmensa izquierda de unos ocho metros, se tragó a Asier Muniain mientras la bajaba. La fuerza de la ola le dio, explica, una "zarandeada como pocas veces recuerdo". El surfista se rompió una costilla con la fuerza de la ola, y tuvo que ser rescatado por su compañero. En este vídeo recuerda la hazaña.